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Arquitectos: ATELIER DANIEL FLOREZ
- Área: 370 m²
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Fotografías:Maira Acayaba, Juan Gomez
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Casa Gutter es un proyecto de dos casas de playa apareadas para dos amigos en Sagi, un pueblo de pescadores del nordeste brasileño, muy cerca del punto continental sudamericano más próximo de Europa. Durante siglos , los barcos del imperio portugués surcaron esas aguas mecidas por los vientos Alisios para comerciar, pescar y construir ciudades y asentamientos.
Curiosamente, los arquitectos anónimos que erigían las catedrales barrocas de esas ciudades, eran los constructores de los navíos. Con su conocimiento constructivo de la madera, transmitido durante generaciones, alcanzaron grande fama y prestigio y erigieron las catedrales de ciudades tan importantes como la próxima Olinda , con sus cimbras de madera coronadas por majestuosas cúpulas barrocas.
El proyecto, muchos siglos después ,quiere honrar poéticamente la memoria de esos marineros arquitectos y evocar con su geometría silenciosa la sensualidad y los misterios del Océano.
Así, la casa se inserta en el paisaje urbano de elegantes casitas de teja dibujando dos olas anfibias de madera. Esas ondulaciones, al mismo tiempo que dialogan con las dunas del paisaje, vierten las aguas de la cubierta a un canalón de 22m de longitud de hormigón revestido en cerámica azul que conduce el agua hasta regar las jardineras de la fachada trasera, conformando una protección a modo de jardín vertical ante el poniente.
Conceptualmente la casa se construye como un barco invertido, con una sucesión de elementos estructurales de madera laminada (cuadernas) fijados a un canalón de hormigón visible en el interior de la casa.
El interior ,abovedado por un manto de vigas curvas de madera y bambú nos evocan con gran sensualidad los interiores navales y , junto con los pilares esculpidos como mástiles , las ventanas de ojo de buey, el pavimento de escamas de pez y los colores oceánicos , intentan honrar el oficio de esos antiguos arquitectos y heroicos marineros. Con doble fachada en ambos frentes y una doble cubierta acabada en tejas a modo de escamas de madera, el proyecto pretende, con el mínimo impacto ecológico, insertarse silenciosamente en el paisaje.